“PLOSSU COLOR FRESSON”. DEL 13 DE MAYO AL 31 DE DE JULIO DE 2011.

En 1899 Henri – Théodore Fresson presentó el proceso fresson a la Sociedad Francesa de la Fotografía. Más de 100 años después uno de sus biznietos, Jean-François Fresson, continúa la tradición familiar desde su pequeño taller de París.

Esta técnica fotográfica es única en el mundo y la sigue realizando en exclusiva la familia Fresson. Es un proceso artesanal muy laborioso que provoca que los encargos tarden más de cuatro meses en ser entregados. De una forma simple se podría definir como unas impresiones fotográficas, en su origen sobre papel carbón, realizadas sin transferencias.

Dicho proceso daba una textura especial a las fotografías y fue utilizado por fotógrafos famosos como Ortiz Echagüe y Demachy. Con el paso del tiempo el proceso se fue perfeccionando y será en la década de los sesenta del pasado siglo cuando los fressons en color comienzan a tener mercado. Jóvenes fotógrafos con inquietudes artísticas como Bernard Plossu, Bernard Faucon o John Batho apuestan por este proceso por su valor estético y su excelente conservación y durabilidad.

En la muestra que se expondrá en la galería Railowsky se reúnen 18 fotografías de diversos formatos y procedencias. Con predominio de las imágenes realizadas en América ( México y Estados Unidos ), también se pueden ver fotografías de Sri Lanka ( antiguo Ceilán ), Marruecos, Francia e incluso una curiosa imagen de la casa del fotógrafo Carlos Serrano. Las fotografías fueron realizadas entre las décadas de 1960 y 1970 del siglo XX.

La originalidad de esta exposición no sólo se centra en lo maravilloso del proceso fresson , sino también en poder ver los trabajos en color de Bernard Plossu de su primera época como fotógrafo.

Plossu es mundialmente conocido por sus trabajos de reportaje de viaje en blanco y negro. Su “Viaje mexicano” ( 1965 – 1966 ) marcó un antes y un después en el concepto de la fotografía de viajes. Creador de un estilo muy personal es menos conocido por sus trabajos en color. No es por ello extraño que mucha gente desconozca que a Plossu siempre le acompañaba una cámara con película en color, y que en paralelo a sus reportajes en blanco y negro fue realizando infinidad de fotografías en color. Desconocemos el motivo por el que esta faceta de su obra artística es menos conocida pero el resultado es un disfrute para los sentidos.

Esta muestra nos descubre a un Plossu esplendoroso, apoyado por las fantásticas texturas de los fressons . En definitiva, la muestra nos invita a introducirnos en un mundo mágico, onírico y romántico. Una verdadera explosión de color.

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