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La vida loca | VV. AA.

12,00 6,00 IVA incl.

En el libro se ve reflejada la pobreza, la miseria, el abuso y la violencia en la vida de estos jóvenes pandilleros en la ciudad de Ilobasco, en El Salvador, así como sus características y normas, como la disciplina jerárquica y el odio religioso al enemigo.

Descripción

“La vida en la pandilla es como el mar: los grandes se comen a los pequeños, los más fuertes a los más débiles”.

Eso dice Nelson, de 21 años, uno de los muchos jóvenes salvadoreños cuya propia historia encaja en La Vida Loca. Anna Ström ha documentado más de dos años de trabajo con bandas juveniles en la ciudad de Ilobasco, en El Salvador. En el libro, nos encontramos con la pobreza, la miseria, los abusos y la violencia de la vida de las bandas. Pero también la esperanza de una vida fuera de las bandas, una vida diferente con familia y trabajo.

Anna Ström trabajó durante casi dos años como voluntaria en la ciudad de Ilobasco, en El Salvador. Su trabajo con las bandas juveniles ha dado lugar a este libro.

Magnus Rosshagen es un fotógrafo que ha visitado San Salvador en varias ocasiones. Algunas de las imágenes del libro se han mostrado en exposiciones y publicado en revistas de fotografía.

Anna Ström y UBV (Educación para el Desarrollo) han podido construir una biblioteca que ofrece a los jóvenes de Ilobasco la posibilidad de estudiar a pesar de la falta de dinero para libros escolares, gracias al apoyo del Centro Internacional Olof Palme y SSU, entre otros. El libro La Vida Loca forma parte de este proyecto.

La carta de Jeovanny a José Alexander:

“Para mí, como antiguo miembro de una banda, un niño es algo increíble, una ayuda para dejar realmente la banda. Ahora tengo algo por lo que vivir: mi hijo José y mi amada Roxana. José tiene ahora un año y tres meses. Le veo andar, reír y jugar y comprendo cuánto puede querer un padre a su hijo. No lo sabía porque nunca lo había experimentado… Mi nueva vida fuera de la banda no es fácil, pero es hermosa”.

 

Los símbolos de la Mara Salvatrucha son el numero 13 y las letras MS, que suelen tatuarse junto a otros motivos, en diferentes zonas del cuerpo. Lo mismo con el número 18, en el caso de la Mara rival. Sus integrantes se distinguen por tener el cabello rapado, pantalones muy holgados y el cuerpo decorado con tatuajes, sobre todo en los brazos, pecho, espalda y rostro. En las maras de frontera (GuatemalaMéxico) algunos de los cabecillas se distinguen por tatuarse una lágrima por cada vida cobrada. Tres puntos en la zona del codo, en los nudillos o en el espacio entre el dedo pulgar y el índice significarían, según algunos, “la-vida-loca”, que es como los jóvenes definen su forma de vida. Extracto

 

 

 

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