Descripción
Pilar Aymerich nos presenta una obra muy contundente realizada durante los años posteriores a la muerte de Franco (1976-1978). En ella plasma la realidad de las mujeres que habían sido encarceladas durante la dictadura por unas leyes injustas, en su testimonio visual y social que explora una parte de la historia muy ignorada, aborda tanto la lucha de la mujer por sus derechos como las reivindicaciones de las presas en un contexto de cambio político. Muestra el día a día de estas mujeres y como habitaban esos espacios privados de libertad, componiendo un relato que visibiliza la desigualdad y resistencia de las reclusas. Ella establece un diálogo directo con las personas que retrata para poder entender mejor cual era su lucha tanto individual como colectiva, cuales eran sus condiciones y como se iba tejiendo la redifinición de los valores democráticos del país tras la dictadura. Trata de forma directa reivindicaciones importantes del momento como la reforma del Código Penal que conllevará una amnistía para todos los delitos discriminatorios o relacionados con la ley de peligrosidad social
La fotográfa es reconocida por su compromiso social especialmente en la reivindicación de los derechos de la mujer, algo que se refleja en esta publicación. Es capaz de combinar su técnica con una mirada empática y comprometida, de manera que consigue conmover y concienciar al espectador. Se posiciona como una narradora imprescindible para plasmar el movimiento feminista en la historia de España, debido a la poca visibilidad de estas historias por parte del relato oficial.
La serie de Presas es algo más que una simple colección fotográfica, ya que nos aporta un documento esencial que pone sobre la mesa la desigualdad de genero y las condiciones de las mujeres en las cárceles durante la transición española. Un período que, como vemos en otras públicaciones de Ojos de buey, fue un periodo de contradicciones y cambios constantes, por lo que este testimonio resulta muy significativo al traer una perspectiva poco explorada. Si las mujeres se consideraban de por sí sujetos de segunda, estas presas quedaron completamente al margen de las narrativas principales de la historia.